martes, 5 de octubre de 2010

Noticias de la Iglesia Católica

Papa Benedicto XVI recuerda que la Iglesia no trabaja para sí misma

La mañana del 4 de octubre, el Papa Benedicto XVI dirigió un discurso a los prelados de la Conferencia Nacional de Obispos Católicos de Brasil (CNBB), y en él elogió los esfuerzos de los obispos, que "careciendo a menudo de los medios adecuados" llevan "la Buena Nueva de Jesús a todos los rincones de la selva amazónica, conscientes de que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad", y añadió que "Dios puede lograr esta salvación por formas extraordinarias que sólo Él conoce".

“Presentar a Cristo y su reino de forma respetuosa, más que un derecho, es un deber de la evangelización", aseguró el Santo Padre, para luego proseguir su reflexión, indicando que "la llamada a la misión no se dirige exclusivamente a un restringido grupo de miembros de la Iglesia, sino que es un imperativo dirigido a todos los bautizados, un elemento esencial de su vocación".

En este contexto el Papa recordó la Conferencia del Episcopado de América Latina y el Caribe que se realizó en el año 2007, en Aparecida, Brasil, entre cuyos objetivos destacó el rescate de la dimensión misionera de la Iglesia: "La Iglesia no trabaja para sí misma: está el servicio de Jesucristo, existe para hacer que la Buena Nueva sea accesible a todas las personas. La Iglesia es católica precisamente porque invita a todos los seres humanos a experimentar la vida nueva en Cristo. La misión, por lo tanto, no es sino la consecuencia natural de la esencia misma de la Iglesia, un servicio del ministerio de unidad que Cristo quiso llevar a cabo en su cuerpo crucificado", concluyó.

Mujer con discapacidad degenerativa agradece a Dios el regalo de la vida

Este fin de semana, se dio a conocer el testimonio de María José Solaz Viana, una valenciana que a sus 36 años no puede valerse por sí misma, debido a una enfermedad degenerativa que padece desde niña.

María José, quien es conocida porque todos los días acude a orar frente al sagrario que se ubica en una capilla anexa a la parroquia del pueblo, asegura que su vida es bella y que no se cansa de dar gracias a Dios por "poder llevar la cruz de las personas que sufren", pues a pesar de éste difícil estilo de vida, María José ha encontrado en Dios su fortaleza y por ello, todos los días hace dos horas de oración.

Sin embargo, no todo en la vida de la joven ha sido así, ya que ella cuenta que al cumplir 20 años, atravesó por una fuerte crisis de fe, lo que le llevó a preguntarse por qué tenía ese padecimiento y a no aceptarlo. "No sólo iba perdiendo la salud, sino también a muchos amigos", dijo, y por tal motivo, se vio embargada por la soledad aunque hubiese mucha gente que también la ayudaba, pero luego hubo de superarlo gracias a la fe de sus padres, quienes vendieron sus tierras para dedicarse a ella.

Para María José, lo más duro de su enfermedad es la creciente dificultad que tiene para conversar con los demás, e indicó que le "consuela mucho pensar que Jesús, siendo Dios, quiso pasar por la cruz por amor a nosotros". Más tarde explicó que su "vida espiritual" le permite "comprender que mi vida es bella" y que, a pesar de sus problemas, puede ser feliz.

"Dios no me ha maltratado, no me arrepiento en absoluto de haber confiado en Él y ni siquiera le pido que me cure con un milagro, sino que haga siempre su voluntad en mí", declaró.

Para la joven, el sentido de su vida radica en "saber que Dios me ama hasta el extremo" y que su discapacidad y su soledad tienen sentido porque le han permitido conocerle. Además, "puedo ofrecerle mi sufrimiento para ayudar a otros", añadió, e insistió que si otras personas que estuvieran atravesando por las mismas dificultades que ella, “se acogieran a Dios, todo cambiaría”, puesto que ya no preferirían morir.

El padecimiento de esta joven, es una enfermedad denominada ataxia de Friedreich, que afecta progresivamente su sistema nervioso y muscular. Esto ha provocado que desde hace 20 años utilice una silla de ruedas para poder desplazarse. "En 1995, su grado de discapacidad era del 95 por ciento, según los estudios médicos que se le hicieron, y hace ya una década llegó al cien por cien. Además de no poder mover apenas parte alguna de su cuerpo, desde hace años padece graves dificultades para oír, ver y, sobre todo, hablar", destaca la nota de prensa.

María José, es también una persona talentosa, debido a que ha escrito varias reflexiones y meditaciones, y otras numerosas cartas dirigidas a Dios, en las que le agradece “el regalo de cada nuevo día". En 1999, la joven publicó un libro denominado “Y a veces, Venus…”, en el cual recopila sus poesías y cuyo título escogió porque ese planeta "es lo que más brilla en la noche, como el Señor, el lucero que me despierta cada mañana".

El párroco de Caudete, Salvador Romero, definió el testimonio de María José como "una muestra extraordinaria de amor, fe, superación y ganas de vivir", y asimismo destacó el "altísimo grado de comprensión que tiene María José de su misión como intercesora entre Dios y los hombres, algo que nos corresponde a todos los cristianos, pero que en casos como el de ella, se asume desde una coherencia fuera de lo común".


Papa Benedicto XVI se reúne con jóvenes y comparte testimonio de beata

Durante su último encuentro con miles de jóvenes, quienes se congregaron en la Plaza Politeama en Palermo, el Papa Benedicto XVI reflexionó sobre el testimonio de la nueva joven beata fallecida a los 19 años, Chiara "Luce" Badano, la joven que recibiera éste nombramiento el pasado 25 de septiembre.

Más adelante, el Pontífice señaló que los padres de Chiara "encendieron en el alma de la hija, la llama de la fe y la ayudaron a mantenerla siempre encendida, también en los momentos difíciles del crecimiento y sobre todo en la gran prueba del sufrimiento", y con ello, destacó que "la relación entre los padres y los hijos es la llama de la fe que se transmite de generación en generación".

"La familia es fundamental, porque allí germina en el alma humana la primera percepción del sentido de la vida. Florece en la relación con la madre y con el padre, que no son dueños de la vida de los hijos, sino los primeros colaboradores de Dios para la transmisión de la vida y de la fe", aseguró.

El Santo Padre también comentó que en Sicilia existen "espléndidos testimonios de jóvenes crecidos como bellos árboles, frondosos". De ésta manera, invitó a los jóvenes, a que no tengan miedo de "contrarrestar el mal. ¡No cedáis a las sugestiones de la mafia, que es un camino de muerte, incompatible con el Evangelio, como tantas veces han dicho vuestros obispos!".

En su mensaje del pasado 4 de octubre, el Vicario de Cristo indicó además, que aquello que hace crecer a la persona, “son los valores, pero sobre todo, el amor y la fe, el conocimiento del verdadero rostro de Dios, la conciencia de que Él nos ama infinitamente, fielmente y pacientemente hasta dar la vida por nosotros". Luego, manifestó que la familia es la “pequeña iglesia”, porque ella "transmite a Dios, transmite el amor de Cristo, en virtud del Sacramento del matrimonio. La familia, para ser ‘pequeña iglesia’, debe vivir dentro de la ‘gran Iglesia’, es decir en la familia que Cristo vino a formar".

“Os he traído un testimonio de santidad y me ofrecéis la vuestra: los rostros de los muchos jóvenes de esta tierra que han amado a Cristo con radicalidad evangélica. Este es el mayor regalo que hemos recibido: ser Iglesia, ser en Cristo signo e instrumento de unidad, de paz, de verdadera libertad. ¡Nadie puede quitarnos esta alegría! ¡Nadie puede quitarnos esta fuerza! ¡Coraje, queridos jóvenes y familias de Sicilia! ¡Sed santos!", concluyó el Papa.

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